hoja guía para esquirlas

Introducción

Bienvenido/a a Esquirlas. Todo artista busca las estrategias para decidir qué tanto contar con su obra, y además, qué tan directo o complejo será ese discurso. Este es el primer proyecto en el que decidí hacer una hoja guía como esta, y tiene la intención de que sea un complemento para tu experiencia de visitar y recorrer la exposición. Aquí te compartiré los procesos, técnicas y razonamientos detrás de cada elemento que verás en la exposición, con el objetivo de que tu recorrido sea más ameno y además, ofrecer un acercamiento más didáctico y honesto a procesos de arte contemporáneo, que a menudo son difíciles. Evidentemente tú decides si quieres entrar a la experiencia por tu cuenta, o si prefieres el acompañamiento de este texto.

Todo proyecto artístico parte de una premisa, y para Esquirlas, la premisa es el cuerpo es el vestigio de la infancia. ¿Qué significa esto? Que entre más vamos creciendo y envejeciendo, estamos a una distancia cada vez mayor del infante que fuimos y además, con todas las experiencias vividas, esa infancia queda a su vez más sepultada, oculta, inalcanzable. A eso que nos cubre los recuerdos de la infancia le llamo las esquirlas, porque entiendo las experiencias como impactos en mi cuerpo que generan fragmentos, y esos se van asentando y cubriendo todo lo demás. Entonces, a partir de esta idea, fui desarrollando todos los demás aspectos que quería tocar con el proyecto: el cuerpo como territorio en el que quedan ruinas de la infancia, mis juguetes de la niñez como fragmentos incrustados que voy cargando, los fallos de mi memoria al intentar recordar, y así, varios aspectos más.

La estructura de la exposición

Así como un libro tiene capítulos, una exposición también, y se le llaman núcleos. Esto es algo que se define en la curaduría (el proceso de establecer un discurso, los temas en común y cómo se sustentarán conceptualmente). En Esquirlas tenemos tres núcleos: Vestigios, La memoria hecha carne y Esquirlas. Además, presento piezas satélite, esto es que no corresponden estrictamente a algún núcleo pero temáticamente son parte de la exposición. Y claro, la curaduría y la museografía (el montaje, diseño del recorrido y los elementos auxiliares, como textos y objetos) están pensados para que esta exposición se recorra con cierto sentido, con un inicio y un final.

Núcleo Uno: Vestigios

En la narrativa de Esquirlas, este núcleo corresponde a la infancia. Aquí verás imágenes de mi álbum familiar, pero presentadas de una manera particular: al digitalizarlas con un escáner, hice movimientos intencionados para obtener estas distorsiones. Las escanografías resultantes presentan una intervención de glitch y esta imposibilidad de obtener imágenes claras se relaciona con mi propia memoria y cómo mis recuerdos de la infancia llegan incompletos o confusos. Además, juego con la propia experiencia de exponerme: aunque son imágenes personales, de mi familia y yo, impresas en formatos grandes y que llenan toda la sala, no puedes ver las imágenes completas. Así, añado contradicción y tensión entre lo privado y lo público, lo que en las estrategias artísticas le llamamos gesto.

Piezas satélite: Base con Piezas tridimensionales

En esta base, podrás encontrar piezas tridimensionales que, quizás se podrían definir como foto escultura o arte objeto. Por una parte, está la serie ‘La nube que quería ser (una boca llena de sombras)’: cuatro impresiones de cianotipia impresas sobre placas de vidrio, montadas en unas bases de madera. La cianotipia es un proceso de impresión inventado a finales de 1800, donde se combinan dos químicos (ferrocianuro de potasio y citrato de amonio férrico), para obtener una emulsión fotosensible que se puede aplicar sobre papel, tela, vidrio o cualquier superficie, si realmente te lo propones. La contradicción en estas piezas es que dos imágenes son de mi álbum familiar y dos son generadas por IA a partir de recuerdos de mi infancia. Así, imágenes sintéticas, especulativas, frías, pero profundamente personales, conviven con otras fotografías ‘reales’ y todas son unificadas por una técnica de hace dos siglos y convertidas en objetos.

Las otras piezas que verás aquí son objetos donde estoy encapsulando los remanentes de unas fotografías: el polvo de la imagen y las cenizas de unas impresiones fotográficas. ¿Qué sucede cuando una fotografía es reducida a su mínima expresión matérica pero al mismo tiempo, encapsulada en una sustancia que la hace imposible de degradarse y de transformarse más? ¿Siguen siendo fotografías, qué es lo que la hace imagen? ¿O acaso este es un ejemplo extremo del (erróneo) concepto romántico de que la fotografía es congelar el tiempo?

Piezas satélite: Videoarte

Algunas de las exploraciones que he hecho con mis fotografías de álbum familiar desde hace un año han derivado en la experimentación con plataformas de IA. Las primeras pruebas me permitieron usar una combinación de recursos (Photoshop, Midjourney y Insight Face Swap) para generar las imágenes que puedes ver en ‘La nube que quería ser (una boca llena de sombras)’. Cuando me plantee hacer esta exposición, decidí que tenía que hacer una pieza de videoarte y en esta ocasión ya estoy trabajando con videos generados por IA. Hay varias plataformas con las que hice pruebas, pero para este proyecto, Minimax fue la que mejor me funcionó. Esta pieza, ‘Cada vez se habla menos del niño que fui’ es una compilación de varios clips generados por IA a partir de fotografías de mi álbum familiar y editadas con una estética fragmentada muy agresiva e inquietante. Además, enfatizo los errores que la plataforma genera en los videos, para establecer esa tensión entre los personajes (que son yo y mi familia, y al mismo tiempo, no) y cuestionar mis propias expectativas sobre la memoria. Evidentemente, te puedo confesar que ver estas imágenes que forman parte de mi iconografía, cobrar vida y darme un vistazo a lo que pudo haber sido ese momento hace más de 35 años fue aterrador, paralizante y emocionante. Si por alguna razón te es complicado usar el código QR, puedes ir a mi sitio web (www.misaelsamano.com) y ahí encontrarás el video.

 

Núcleo Dos: La memoria hecha carne

El segundo núcleo propone un enlace entre la infancia (los vestigios) y el cuerpo adulto (las esquirlas). Aquí, presento imágenes amorfas, abstractas, que son complicadas de entender, que no funcionan como fotografías: ¿son células, piel, manchas, formas, cuerpos mutando, nubes, carne, fluidos? Son todo eso y nada de lo anterior. Yo las explico como la representación del crecimiento celular, orgánico, fisiológico del cuerpo adolescente. La no-quietud de un cuerpo en constante cambio, un cuerpo que no se halla a sí mismo. La experiencia que te propongo como visitante es contraria al primer núcleo: aquí las imágenes son inexplicables (inefables), pero si volteas a leer las cédulas que acompañan a estas imágenes, podrás encontrar pequeños secretos personales. Uno por cada célula.

Si te interesa la parte técnica, estas fotografías fueron realizadas con una técnica llamada lumen print, que consiste básicamente en usar papel fotosensible caduco (como el que se usaba en los laboratorios fotográficos en blanco y negro) y colocar encima algún objeto. Entonces, lanzas luz UV durante un lapso específico y obtienes la silueta de ese objeto. Aquí usé crema para manos, vidrio, pinceles y mi propio cuerpo para hacer las impresiones. Finalmente escaneas y preparas para impresión. Si tenías la curiosidad, cada pieza de estas originalmente miden como 7 x 7 cm.

Núcleo Tres: Esquirlas

Como mencioné al principio, para este proyecto me imagino que toda experiencia vivida ha llegado a mi cuerpo como un proyectil: me impacta, deja estrías, cicatrices, vacíos, nuevos poros. Y fragmentos que salen volando por el impacto. Polvo de piel, pedazos de experiencias que se van acumulando y van sepultando los vestigios de mi infancia. Para poder representar este concepto en este tercer núcleo, encontré dos maneras: por una parte, fotografiar pedazos de mis juguetes de la niñez, entender cómo están rotos, destruidos, pintados, cubiertos por plastilina negra. Y por otra parte, me imagino que esos fragmentos son los que están incrustados en mi cuerpo, como podrás ver en las fotografías de gran formato de este núcleo.

Este núcleo es el más convencional, fotográficamente hablando y, técnicamente, es lo que esperarías: fotografías tomadas con una (muy sencilla) cámara DSLR, un par de flashes y, en algunas, un poco de fotocomposición. Hay también una hecha por IA, a ver si adivinas cuál es.

Piezas satélite: Impresiones textiles

Para esta exposición tuve siempre la intención de experimentar con materiales y otros sistemas de impresión. Las dos piezas, ‘El abrazo de la primera luz’ y ‘La paciencia anidada entre los párpados’, son retratos de mis padre en el patio de su casa, un domingo de febrero a mediodía, impresas por sublimación sobre tela. Estas imágenes fueron tomadas con una (muy sencilla) cámara DSLR pero con una particularidad. Existe un tipo de cámara llamada cámara estenopeica, que es básicamente una caja cerrada con un agujero en una de sus caras. Así, sin lente ni nada, solo un agujero. La luz entonces atraviesa ese agujero (llamado estenopo) y se genera la imagen. Con estas fotografías hice algo similar: le quité el objetivo a la DSLR y puse mi mano, abriendo ligeramente los dedos para que por ahí entrara la luz y se generara la imagen. Así, lo realmente importante de estas imágenes es el gesto de tomar la luz del retrato de mis padres con mis propias manos y que gracias a mis dedos, venas, músculos, carne, se forme su imagen. Ellos me formaron a mí, yo los formo a ellos.

Piezas satélite: el fin es el inicio de todo.

En esta pared final, verás cuatro piezas. ¿Qué ves de extraño en estos retratos? La serie ‘Krymont’ (nombrada por un planeta que solo existe en mi mente desde niño) son membranas de bioplástico hechas con grenetina, sobre las cuales imprimí imágenes de mi infancia con la técnica de cianotipia. Esto me permite tener imágenes simbólicamente vivas: la grenetina, al ser de origen orgánico-animal, reaccionará con el ambiente, la humedad y la temperatura, además la emulsión de la cianotipia sigue reaccionando con la luz y se evapora en ciertas áreas. Estas piezas no serán las mismas cuando las veas ahora que en un mes o un año. El objetivo es justamente tener obras que se degraden, que reaccionen y que sean efímeras a su propia manera.

La pieza de vidrio que ves colgada es, al mismo tiempo, el final y el inicio de la exposición. Este paisaje pintado con pintura acrílica sobre vidrio es la primera obra que hice, como regalo del Día de las Madres, cuando tenía aproximadamente 4 años. Después de una cuidadosa limpieza para no borrar la pintura y con el marco restaurado, esta es la primera vez que se muestra fuera de casa, a alguien que no sea de la familia.   

Este es mi gesto de sinceridad, de agradecimiento y de ternura. Son los pedacitos de sol, mundo y sonrisas que cargo conmigo, en los pliegues de mi cuerpo. Y tú, ¿qué esquirlas llevas contigo?

 

M.